Jutba pronunciada en la Husainiya Imam Rida (P) de Sevilla, el 9 de diciembre de 2016
1ª Parte: La Súplica, importancia y condiciones
لا اِلـهَ اِلاَّ اللهُ الْعَظيمُ الْحَليمُ لا اِلـهَ اِلاَّ اللهُ رَبُّ الْعَرْشِ الْكَريمُ اَلْحَمْدُ للهِ رَبِّ الْعالَمينَ
la ilaha illal lahu al‘athimul halimu la ilaha illal lahu rabbul ‘arshil karimul hamdu lillahi rabbil ‘alamin
No hay divinidad sino Allah, el Infinito, Prudentísimo. No hay divinidad sino Allah, Señor del Trono Glorioso. Alabado sea Allah, Señor de los universos.
اَلْحَمْدُ للهِ الاَوَّلِ قَبْلَ الاِنْشاءِ وَالاِحْياء
alhamdu lillahil auuali qabla l'insha'i ual ihia'i ual 'ajiri ba'da fana'il ashia'i
Alabado sea Allah, el Primero anterior a la creación del universo y los seres vivos y el Último luego de la desaparición de todas las cosas.
اَلْحَمْدُ للهِ الَّذى لَمْ يُشْهِدْ اَحَداً حينَ فَطَرَ السَّمواتِ وَالاَرْضَ
alhamdul lil lahil ladhi lam iushhid ahadan hina fataras samauati ual arda
Alabado sea Allah, aquel que no tuvo testigos cuando creó los cielos y la tierra
وَلاَاتَّخَذَ مُعيناً حينَ بَرَأ النَّسَماتِ
ua lat tajadha mu'inan hina bara'an nasamati
y no necesitó ayudante cuando creó los seres.
للّـهُمَّ صَلِّ عَلَى مُحَمَّـدٍ وَآلِ مُحَمَّـد
allahumma salli 'ala muhammadin ua ali muhammadin
Allahumma Bendice a Muhammad y a la Familia de Muhammad
وَصَلَّى اللهُ عَلَى رَسُولِهِ، والأَئِمَّةِ الْمَيامِينَ مِنْ آلِهِ
ua sallallahu 'ala rasulihi ual a'immatil maiamina min alihi
y que Allah Bendiga a Su Mensajero y a los santos Imames de su Familia,
وَسَلَّمَ تَسْـلِيمًا كَثِيـرًا
ua sallama tasliman kaziran
y les otorgue abundante Paz.
صَلَّى اللّهُ عَلَيْهِمْ أَجْمَعِينَ، وَلَعَنَ اللّهُ أَعْداءَ اللّهِ ظالِمِيهِمْ مِنَ الاَ وَّلِينَ وَالاَخِرِينَ
sallal lahu 'alaihim ayma'ina ua la'anal lahu a'da'al lahi thalimihim minal auualina ual ajirina
Allah os bendiga a todos y maldiga a vuestros enemigos, los opresores, desde el primero al último.
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AS SALAMU ‘ALAIKUM
Dice Allah (SWT) en el Generoso Corán:
وَقَالَ رَبُّكُمُ ادْعُونِي أَسْتَجِبْ لَكُمْ إِنَّ الَّذِينَ يَسْتَكْبِرُونَ عَنْ عِبَادَتِي سَيَدْخُلُونَ جَهَنَّمَ دَاخِرِينَ
Uaqala rabbukumu ud’uunii astayib lakum inna alladhiina iastakbiruuna ‘an ‘ibadatii saiadjuluuna yahannama dajiriina
«Y vuestro Señor dice: “Invocadme y Yo os contestaré. En verdad, quienes se muestran arrogantes ante su obligación de adorarme pronto entrarán en el Infierno humillados”»
Corán 40:60
El concepto de invocación, de súplica, en el Islam se explicita con el término du’a, el cual tiene un significado distinto al de salat con el que se designa a la oración o el rezo.
El propio Mensajero (PBd) calificó a la súplica como el cerebro de la oración, e igualmente aseveró que quien recurriera a la súplica no sería aniquilado.
La súplica es una relación directa del creyente con su Creador sin necesidad de intermediario alguno, que se posibilita por la propia por la propia invitación que Allah (SWT) ha hecho a sus siervos.
Allah (SWT) nos ha asegurado la respuesta a nuestras súplicas, sin embargo muchas veces pensamos que nos encontramos en algún tipo de infortunio y que Dios no nos saca de él por más que le pidamos, sin reparar en que Él siempre nos responde con lo mejor y en el momento adecuado, de manera que lo que para nosotros puede parecer un infortunio en determinado momento, tal vez en verdad sea una situación que nos impide llegar a un verdadero final perjudicial.
Imam ‘Ali (P) dijo que la súplica era la llave de la Misericordia y la llave en la oscuridad.
A veces las personas nos sentimos decepcionados, angustiados ante la vida. Algunos terminan recurriendo a sicólogos o a gurús varios con los que intentan aplacar o solucionar esa angustia sin realmente conseguir más que, si acaso, terminar dependiendo de esa persona. Sin embargo los musulmanes tenemos una llave, la llave de todos los tesoros, la llave que nos permite contactar directamente con nuestro creador y exponerle nuestras inquietudes, a sabiendas que terminaremos obteniendo la mejor de las respuestas. Esta llave es la llave de la súplica, del du’a.
La súplica es la cura de toda enfermedad, siendo que muchas veces la enfermedad espiritual es más grave que cualquiera de las enfermedades físicas que podamos padecer. Esa enfermedad espiritual nos impide apreciar lo bueno que nos rodea y sólo nos deja reparar en las carencias materiales que creemos tener, conduciéndonos a la angustia, la envidia y el sufrimiento, mientras que la súplica y la confianza en lo adecuado de su respuesta nos libera de esas ataduras.
Existe una posición espiritual que sólo puede alcanzarse a través de la súplica. La súplica es el arma de los profetas (P), es el único medio por el cual puede cambiarse lo predestinado por Allah (SWT).
Recordemos una historia. El profeta Jonás (P), Yunus, durante muchos años llamó a su pueblo a la obediencia a Allah, pero siempre fue rechazado. Llegó un momento en que Jonás desesperó, se alejó de ellos y los abandonó. Entonces Allah (SWT) lo puso a prueba a él con la famosa historia de la ballena de la que sólo se libró cuando con sinceridad le suplicó a Dios. Después volvió a su pueblo.
Este pueblo estaba predestinado al castigo divino. Cuando Jonás se fue se cubrió con nubes negras, ocurriendo también otros fenómenos que hacían vaticinar la inminencia de ese castigo, por los que los sabios del lugar mandaron a la gente a suplicar con la esperanza de que ese castigo fuera aplazado. Así la gente suplicó, lloró y comenzó a arrepentirse.
Entonces Allah (SWT) mandó a Jonás de vuelta a su pueblo, el cual se hizo creyente y Dios no ejecutó el castigo que para ellos tenía destinado.
La súplica pertenece a Allah (SWT), y quien le suplica con sinceridad será apartado del castigo que tuviera destinado por sus acciones. El propio Profeta (PBd) nos lo indicó al decir “cierren las puertas del castigo con la súplica”.
Otro aspecto importante a destacar es que la persona que se siente bien y satisfecha no necesita menos de la súplica que el angustiado. Nadie sabe lo que le depara el futuro. La súplica también es una medicina preventiva para el creyente.
Condiciones de la súplica
La súplica debe tener una serie de condiciones o características.
En primer lugar, todo, cualquier cosa, por insignificante que parezca, debe ser pedida sólo y exclusivamente a Allah, teniendo certeza en Su respuesta, pero también poniendo de nuestra parte todo lo posible en el camino de alcanzar el objeto de esa súplica y no contradecir lo pedido con nuestras acciones.
El mejor estado para suplicar es estando en prosternación, en suyud. También hay momentos propicios para ella como por ejemplo el jueves por la noche, viernes por la tarde, antes de la salida del sol, en el momento del adhan, durante la lluvia y otros.
El llanto es la llave del cielo, por lo que el llanto sincero unido a la súplica incrementa el valor de la misma.
No hay que considerar menor la súplica que se hace por un motivo que pueda parecer de poca importancia, pues con toda súplica lo que estamos haciendo es llamar a la puerta del Generoso.
El siervo más querido para Dios es aquel que más le insiste, por lo que no hay que ser temeroso a la hora de suplicar, sino por el contrario insistir con sinceridad y certeza hasta el momento en que veamos respondida nuestra súplica.
Existen lo que podríamos llamar “técnicas”, “trucos” o “protocolos” que ayudan a que nuestra súplica sea escuchada, como por ejemplo empezar esta con el bismillahi, albar a Dios durante la misma y hacer salawat al principio y al final de esta. También ayuda pedir la intervención de los bondadosos, confesar en ella nuestros pecados ante Allah, hacer súplica para los demás generalizando nuestra petición sin quedarnos en lo concreto y personal, y el realizarla de manera lo más discreta posible frente a las demás personas, manteniéndola en la intimidad con Dios.
También es muy conveniente rezar dos rakat después de nuestras súplicas.
Es condición indispensable para la súplica el conocer y reconocer verdaderamente a Dios, valorando y respetando realmente ante Quien estamos. Por tanto esta debe salir del corazón, con sinceridad, concentración y esperanza, de lo contrario no será más que repetir palabras al vacío.
Un grupo de personas preguntaron a Imam Sadiq (P) diciendo que ellos suplicaban pero que Allah nunca les respondía, y el Imam les respondió “¿por qué están ustedes suplicando a quien no conocen”.
Podemos afirmar que estamos convencidos de la existencia de Dios Todopoderoso, pero si realmente no lo vivimos así y no sentimos que verdaderamente toda nuestra vida está en su mano, seremos distraídos ante su presencia.
Otro factor importante es la coherencia entre nuestros hechos y nuestra fe. No podemos pretender o reclamar una respuesta rápida y satisfactoria a nuestra petición, si al mismo tiempo somos negligentes en nuestro Islam. No podemos olvidar que los pecados aprisionan la súplica.
En este sentido, para poder esperar respuesta a nuestra súplica, son muy necesarios dos aspectos fundamentales que muchas veces pasamos por alto sin ser conscientes de su importancia trascendental, como son el sustento lícito, y muy especialmente también la comida lícita. No se puede esperar respuesta a nuestra súplica si nuestra fuente de recursos no tiene un origen lícito, como tampoco si nuestro alimento no lo es, ya sea por haber sido obtenido de manera ilícita, ya sea por estar constituido por elementos ilícitos en su propia esencia o por haber devenido en esa condición por ejemplo al no haber sido sacrificados islámicamente.
Hay otro factor muy importante a tener en cuenta. Allah (SWT) no responde la súplica del opresor, de quien es injusto con otras personas. Por leve que pueda parecernos nuestra injusticia hacia otros, es motivo suficiente para que nuestra súplica quede sin respuesta en tanto no reparemos ese daño. Por ejemplo, el gaiba es opresión, y por supuesto, algo muy ponderado por Allah (SWT) y que mantiene las puertas de la súplica cerrada para quienes cometen este acto, la falta de respeto hacia los padres, es una gran opresión. No es necesario ser un tirano internacional para caer en la categoría de opresor.
Que en un día viernes como es hoy, Allah (SWT) perdone nuestros pecados, allane nuestro camino y nos conceda respuesta a nuestras súplicas con la bendición del salawat.
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UAL ‘ASR...
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2ª Parte: Valoración de la figura de Fidel Castro desde una perspectiva islámica
اَللّـهُمَّ اِنّي اَفْتَتِحُ الثَّناءَ بِحَمْدِكَ، وَاَنْتَ مُسَدِّدٌ لِلصَّوابِ بِمَّنِكَ، وَاَيْقَنْتُ اَنَّكَ اَنْتَ اَرْحَمُ الرّاحِمينَ في مَوْضِعِ الْعَفْوِ وَالرَّحْمَةِ، وَاَشَدُّ الْمُعاقِبينَ في مَوْضِعِ النَّكالِ وَالنَّقِمَةِ، وَاَعْظَمُ الْمُتَجَبِّرِينَ في مَوْضِعِ الْكِبْرياءِ وَالْعَظَمَةِ،
Allahumma ini aftatihu azzana’a bihamdika. Ua anta musaddidu lissauaabi bimmanika. Ua aiqantu Annaka anta arhamu al rahimin fi mauadhi’i al ‘afui ual rahmati. Ua ashaddu al mu’aquibin fi maudhi’i annakaali ua annaqimati. Ua a’thamu almutayabbirin fi mauadhi’i alkibria’i ua al’athamati.
¡Allahumma!, comienzo el elogio con Tu alabanza, pues eres Tú quien conduce infaliblemente y por Tu Gracia, hacia la verdad, y porque he llegado al convencimiento de que Tú eres el más Clemente de los clementes cuando se trata del Perdón y la Misericordia. El más firme de los que castigan, cuando se trata del Castigo y de la Venganza. Y el más Grande de los grandes, cuando se trata de la Gloria y la Majestad.
اَللّـهُمَّ صَلِّ عَلى مُحَمَّد عَبْدِكَ وَرَسُولِكَ، وَاَمينِكَ، وَصَفِيِّكَ، وَحَبيبِكَ، وَخِيَرَتِكَ مَنْ خَلْقِكَ، وَحافِظِسِرِّكَ، وَمُبَلِّغِ رِسالاتِكَ
Allahumma salli ‘ala muhammad ‘adika ua rasulika. Ua aminika. Ua safiika. Ua habibiika. Ua jiaratika min jalqika. Ua hafithisirrika. Ua muballigi risalatika.
¡Allahumma!, Bendice a Muhammad Tu siervo y Tu Profeta, Tu confidente, Tu elegido, Tu bien amado y la mejor de Tus criaturas, el guardián de Tu secreto, el que comunica Tus mensajes.
اَللّـهُمَّ وَصَلِّ عَلى عَليٍّ اَميرِ الْمُؤْمِنينَ، وَوَصِيِّ رَسُولِ رَبِّ الْعالَمينَ
Allahumma ua salli ‘ala ‘aliin amir al mu’minin. Ua uasii rasuli rabbi al ‘alamin.
¡Allahumma!, Bendice también a Tu servidor ‘Ali, ‘Amir al mu’minin, heredero del Mensajero del Señor de los Mundos.
وَصَلِّ عَلَى الصِّدّيقَةِ الطّاهِرَةِ فاطِمَةَ سَيِّدَةِ نِساءِ الْعالَمينَ
Ua salli ‘ala assiddiqati at tahirati fatima saiidati nisa’i al ‘alamin.
Bendice también a la Verídica y Pura Fatimat az Zahra, Señora de las mujeres del universo.
وَصَلِّ عَلى سِبْطَيِ الرَّحْمَةِ وَاِمامَيِ الْهُدى، الْحَسَنِ وَالْحُسَيْنِ سَيِّدَيْ شَبابِ اَهْلِ الْجَّنَةِ
Ua salli ‘ala sibtai alrrahmati ua imaamai alhuda. Al hasan ual husain saidai shabaabi ahlil yannati.
Bendice también a los dos niños de la Misericordia, los dos Imames del Camino Recto, Hasan y Husein, Señores de los jóvenes del Paraíso.
وَصَلِّ عَلى اَئِمَّةِ الْمُسْلِمينَ، عَلِيِّ بْنِ الْحُسَيْنِ، وَمُحَمَّدِ ابْنِ عَلِيٍّ، وَجَعْفَرِ بْنِ مُحَمَّد، وَمُوسَى بْنِ جَعْفَر، وَعَلِيِّ بْنِ مُوسى، وَمُحَمَّدِ بْنِ عَلِيٍّ، وَعَلِيِّ بْنِ مُحَمَّد، وَالْحَسَنِ بْنِ عَلِىٍّ، وَالْخَلَفِ الْهادي الْمَهْدِيِّ، حُجَجِكَ عَلى عِبادِكَ، وَاُمَنائِكَ في بِلادِكَ صَلَاةً كَثيرَةً دائِمَةً
Ua salli ‘ala aimmati al muslimin. ‘ali ibn alhusain, Ua muhammad ibn ‘ali, ua ya’far ibn muhammad, Ua musa ibn ya’far. Ua ‘ali ibn musa. Ua muhammad ibn ‘ali. Ua ‘ali ibn muhammad. Ua Hasan ibn ‘ali. Ua aljalafi alhadi al mahdii. Huyayika ‘ala ‘ibadika. Ua umana’ika fi biladika salaatan kaziratan da’imata.
Bendice también a los Imames de los musulmanes: ‘Ali Ibn al Husein, Muhammad al Baqir, Ya’afar as Sadiq, Musa al Kazim, ‘Ali ar Ridha, Muhammad al Yauad, ‘Ali al Hadi, al Hasan al Askari y el Sucesor. Son Tus evidencias para Tus siervos y Tus confidentes en Tu nación (la tierra). Bendícelos, mucho y siempre.
اَللّـهُمَّ وَصَلِّ عَلى وَلِىِّ اَمْرِكَ الْقائِمِ الْمُؤَمَّلِ، وَالْعَدْلِ الْمُنْتَظَرِ، وَحُفَّهُ بِمَلائِكَتِكَ الْمُقَرَّبينَ، وَاَيِّدْهُ بِرُوحِ الْقُدُسِ يا رَبَّ الْعالَمينَ
Allahumma ua salli ‘ala ualii amrika alqa’imi almu’ammali. Ua al’dli almuntathari. Ua huqqahu bimala’ikatika almuqarrabin. Ua aiidhu biruhi alqudusi ia rabba al’alamin.
¡Allahumma!, Bendice igualmente al Tutor de Tu Orden (precepto), al Qa’im, el Levantador esperado y el Justo esperado. Rodéalo de Tus ángeles, los más próximos a Tu Gloria y sostenlo por el Espíritu Santo, ¡oh, Señor de los Mundos!.
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Hermanos, temamos a Allah con el temor de los esperanzados, afirmémonos en el Islam y aferrémonos al asidero más firme. E igualmente, seamos ordenados en nuestros asuntos.
De entre las noticias que en los últimos días han despuntado merece especial atención, por su relevancia en nuestro ámbito sociocultural, la referida a la muerte del líder cubano Fidel Castro, alrededor de la cual se han vertido infinidad de opiniones viscerales y contrapuestas, todas ellas marcadas por las posiciones políticas que quienes las manifestaban, pero ninguna realizada desde un punto de vista islámico.
Para cualquier persona de buena fe son innegables las virtudes y aportaciones que tanto Fidel como la revolución que él lideró tienen y han ofrecido no sólo a Cuba sino a mucha gente más allá de sus fronteras. Pero también son innegables importantes carencias tal vez no apreciables desde una óptica materialista, pero que ante los ojos de un creyente explican en por qué de la imperfección tanto de los planteamientos del propio Fidel como de la Revolución cubana.
Fidel destacó por su sensibilidad social, su compromiso contra la tiranía, su lucha contra el imperialismo en su propio país, en América y en otras partes del mundo, como siempre pudo comprobarse con su incondicional solidaridad con los oprimidos tanto en Latinoamérica, África o Asia.
Es un tópico, pero es cierto. De su mano es que Cuba fuera el primer país latinoamericano que desterró el analfabetismo, y donde las posibilidades de educación alcanzan a todos y hasta todos los grados; donde la salud no es un derecho teórico sino una realidad práctica para toda la población. Donde los desarrollos médicos lejos de utilizarse para una explotación comercial son ofrecidos y exportados de manera solidaria.
De su mano fue también que Cuba consiguiese mantener su independencia no sólo frente a los EE.UU. sino incluso ante la URSS a pesar de que la presión de la administración estadounidense contra la Revolución Cubana, motivada por la ceguera del fanatismo más que por un análisis real de las circunstancias, obligara a esta a buscar el salvavidas soviético en aquellos convulsos años 60, lo que evidentemente situó a esta Revolución en un lineamiento ideológico que ciertamente no fue su originario, ni al que su hubiera llegado de no ser por la injerencia yankee. Independencia que también se consiguió mantener después de la caída de la Unión Soviética y la consiguiente pérdida de su principal comprador y sostenedor, a pesar de la gran crisis económica que eso originó en la Cuba de los años 90.
De la mano de Fidel también ha estado por ejemplo el haber ayudado a sellar acuerdos de paz como recientemente los del gobierno colombiano con las FARC, o sus constantes llamamientos en los últimos años sobre la necesidad de preservación del medio ambiente, y su crítica a la superproducción industrial de la agricultura con fines monopolísticos, sólo interesados en la caja económica y muy alejados de las necesidades de producción de alimentos para evitar las hambrunas que se siguen dando en muchas partes del mundo, o incluso provocándolas como ocurre con la promoción de los cultivos destinados a biocombustibles.
Sin embargo Fidel, y por ende su Revolución, siempre tuvo una carencia a pesar de la formación cristiana jesuita que recibió en su juventud, y es la falta de consideración de la dimensión espiritual del individuo y de la propia sociedad.
El propio Fidel reconoció que el pueblo cubano es fuertemente creyente, pero sin embardo no supo encontrar la vía para desarrollar esta espiritualidad cegado tal vez por la negación que de este hecho hace la adquirida ideología marxista.
Fidel fue clarividente para comprender las necesidades materiales de su pueblo, pero incapaz de entender sus necesidades espirituales.
Fidel admiraba a Jesús (P) y lo consideraba “un gran revolucionario" por su lucha social y política contra el imperio en defensa de los desposeídos, pero de la dimensión espiritual de Jesús no dijo nada, a pesar de que Jesús (P) apoyara su lucha en la oración, el ayuno, la unidad con Dios, los milagros, la trascendencia, etc. Fidel no pudo comprender que esta conciencia espiritual es la que libera al hombre más allá de los simples límites materiales.
Es la espiritualidad la que lleva a la verdadera libertad y justicia humana y social, la que fortalece la determinación de un pueblo y lo libera de los grilletes de los límites materiales que asfixian al alma.
Por el contrario, la pobreza espiritual afecta a la capacidad moral de un pueblo y mina su resistencia frente a las tentaciones del poder materialista.
Tal vez, en el fondo, el Ché sí fuera más consciente del fin de esta necesidad humana que desembocaría en algo parecido a lo que él esbozaba en su teoría del “hombre nuevo”. Sin embargo su falta de referencias de fuentes espirituales sinceras, lógico teniendo en cuenta su entorno sociocultural y el papel generalmente jugado por la Iglesia Católica en América en apoyo de los poderosos de turno, hizo que tampoco el Ché pudiera alcanzar el conocimiento esencial para resolver esa necesidad, a través de la cual llegar verdaderamente a un hombre nuevo.
Esa falta de raíces morales basadas en la espiritualidad es la que hace que los distintos movimientos emancipatorios que se producen en América Latina, por ejemplo, no sobrevivan a sus impulsores.
Nos lo recuerda claramente Allah (SWT) en Su Libro:
إِنَّ اللَّهَ لاَ يُغَيِّرُ مَا بِقَوْمٍ حَتَّى يُغَيِّرُوا مَا بِأَنفُسِهِمْ
inna Allaha la iughaiiiru ma biqaumin hatta iughaiiiruu ma bi-anfusihim
«En verdad, Dios no cambia la situación de un pueblo mientras ellos no cambien lo que hay en sus almas»
Corán 13:11
Esta es la dimensión espiritual y moral que no alcanzan a comprender grandes líderes como el propio Fidel, y la causa por la que desaparecidos estos y su carisma, la carencia espiritual de sus movimientos, y de la propia población, propicie que estos fácilmente terminen confundidos con las promesas y cantos de sirena que les venden desde los medios neoliberales.
Fidel se refirió elogiosamente al carácter revolucionario de Jesús, pero desgraciadamente no ahondó en ello. Igualmente Fidel a pesar de haber visitado Irán y de haber expresado su admiración por la lucha del pueblo iraní al que señaló como un ejemplo épico para el mundo, no pudo percibir la profundidad espiritual que hizo y hace posible la fuerza extraordinaria de la Revolución Islámica de Irán.
El seyyed Jamenei respondió al elogio de Fidel respecto a la épica iraní diciendo que “todo lo que tenemos proviene del Islam”; es decir, todo lo que propició la revolución iraní proviene de la guía de Dios.
Sin embargo Fidel no comprendió, y cuando algunos teólogos iraníes hablaron en la Habana con él sobre la importancia de la dimensión espiritual, Fidel contestaba que era el filósofo Lenin quien debía dar respuesta a esos asuntos.
Una revolución que no se base en valores morales espirituales y le abra al ser humano ese horizonte espiritual, no podrá brindar una verdadera liberación, por más pan que reparta en forma igualitaria.
No toda la culpa de esta falta de comprensión ha sido de Fidel ni de la Revolución Cubana, pues los cristianos revolucionarios cubanos o hispanoamericanos, a quienes en primer lugar les correspondía la labor por pertenecer al mismo entorno sociocultural, no han sabido ayudar a Cuba influyendo en el sentido de una mirada más auténtica de la espiritualidad cristiana, tal vez porque haya que reconocer que el peso de estos frente al poder de la Iglesia oficial en América del Sur y el Caribe es ínfimo, o tal vez porque su determinación frente a esta iglesia oficial sea muy limitada.
El Islam por su parte reivindica lo positivo tanto del sistema capitalista como del marxista, pero los trasciende con una espiritualidad y una ética profunda de la que carecen ambos sistemas pretendidamente humanistas, manteniéndose equidistante de los extremos y del materialismo que en ambos subyace.
Los creyentes en general, y en este caso los musulmanes en particular a pesar de la aparente lejanía sociocultural con Cuba, tienen el desafío de ofrecer a Cuba y a Latinoamérica en general su modelo revolucionario espiritual para que con el aporte de los latinos se enriquezca aún más.
La resistencia multipolar contra el imperialismo, pese a quien pese, tiene como actor principal a la Revolución Islámica que conjuga lo político con lo espiritual, el conocimiento de Dios y los profetas con la justicia social, el desarrollo científico, la perfección de la moral y la resistencia contra la opresión, elementos en los que se basa esa épica que fuera tan elogiada por Fidel y que él no supo comprender.
Aún con todo, nuestro reconocimiento a quien fue un gran referente para tantos en su entorno y en otras partes del mundo, y a su manera, un incansable luchador solidario contra la injusticia en el mundo.
Alabado sea Allah al principio y al final.
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Hermanos, pido el perdón de Allah y Su Indulgencia de para mí y para vosotros, y pido por el perdón de mis pecados y los vuestros.
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KUL HUA...
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Allahumma otorga alegría a los habitantes de las tumbas.
Allahumma enriquece a todo pobre.
Allahumma sacia a todo hambriento.
Allahumma viste a todos los desnudos.
Allahumma salda la deuda de todo deudor.
Allahumma consuela a todos los entristecidos.
Allahumma retorna a todos los extraviados.
Allahumma libra a todo prisionero.
Allahumma soluciona todos los problemas de los musulmanes.
Allahumma da curación a todos los enfermos.
Allahumma pon fin a nuestra pobreza con Tu opulencia.
Allahumma cambia nuestro mal estado con Tu buen estado.
Allahumma mantennos firmes en Tu camino, y protégenos de la negligencia en el cumplimiento de nuestros deberes hacia Ti.
Allahumma lo que Tú nos has hecho saber de la Verdad, háznoslo aplicar y lo que de la Verdad se nos ha escapado indícanoslo.
Allahumma infunde temor ante la opresión sobre Tus siervos. Asiste a aquellos que no encuentran protector salvo en Ti. Restablece lo que fue alterado de los dictámenes de Tu Libro. Fortalece lo que procede del mensaje de Tu religión, así como la Tradición que procede de Tu Profeta (PBd).
Allahumma ayuda a todos aquellos que combaten verdaderamente en tu nombre y por tu causa y otórgales la victoria.
Allahumma, apresura la reaparición de nuestro maestro, Imam az Zamaan, Al Mahdi (P), que nuestras almas y las de todos en el universo se sacrifiquen por él, e inclúyenos entre sus ayudantes y soldados. Aamiim.
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Jutba pronunciada por el Presidente de la Comunidad Islámica Duodecimana Baiatullah, Mikail Alvarez Ruiz